lunes, 17 de agosto de 2009

No es lo mismo. Skimmin’ en Portugal. 4ª y última entrega.

Nos levantamos tarde, con la calma. Miramos previsiones y Miguel hace unas llamadas; nos vamos de viaje… A las 12 estamos en marcha camino de encontrarnos con Ricardo Abrantes, Rafa, Janovi y Paco en un spot inaccesible y secreto. Hemos llegado un poco tarde y las olas han empeorado un poco; aunque, en cualquier caso, rompen unos tubos de vez en cuando bastante serios.

Para desgracia de Eric y yo, vuelve a haber viento en la única dirección que nos afecta del todo. Sobretodo a mi (que tuve uno de los peores días de skim de mi vida!!), la ola estaba lejos y o te subías perfecto o era radicalmente imposible llegar a una ola así. La corriente era impresionante y si te caías en el agua podías tardar, fácilmente, tres o cuatro minutos en salir.

Antes de irse a comer, Ricardo, Jano y Rafa nos dieron unas clases de cómo se pilla una ola portuguesa, pero el minimacaco que nos acompaña, que cada día que pasa es mejor y que se la repanfinfla que haya viento o no; pilló prestada la nueva Victoria nueva de Rafa y acto seguido una de las mejores olas de su vida. Giró una espuma muy lejos de la orilla, que gracias a la fuerza del océano entero, empuja bastante; esa espuma se convirtió en pared y cuando el miniMartinet ya estaba en la arena, un tubo jodidamente serio decidió que iba a tirar el labio por encima de la cabeza de este y encerrarlo en el medio. INCREÍBLE.


Unas cuantas olas más. El bajón del Eric acechaba y mi furia ya se había convertido en desesperación. Volveremos a demostrarnos a nosotros mismos que las olas portuguesas también son para nosotros. El Martí, por lo menos, se puso las botas pillando espumas, que con esa fuerza, te llevan hasta donde quieras.

Un rato después nos vamos, montaña arriba; una charla con los coleguitas despedida y a Lisboa. Allí, Belchior nos lleva a comer unas pastas de receta secreta (en Portugal hay muchas cosas secretas), que se hacen desde mil ochocientos y pico en Belén. Las pastas impresionantes, sin más. Repetimos y nos compramos para llevar; luego una hamburguesa del Mcdonals, a casa a buscar las cosas y al aeropuerto. Un abrazo y las gracias a Belchior, que se lo ha currado mogollón y a Barcelona. No sin antes, convencer a la de Vueling que nos cobré las tablas como una maleta normal. Yeah! Veinte euros entre los tres.

Un paseito por el aeropuerto de Lisboa para hacer tiempo y se acabo el trip. Nos prometernos a nosotros mismos que algún día volveremos y disfrutaremos del liner de Faro. Escrito queda.

Shein.

No hay comentarios:

Publicar un comentario